Camilo José Cela, dijo alguna vez: ..”Es grave confundir la anestesia con la esperanza;
también lo es tomar el noble rábano de la paciencia por las ruines hojas...lacias, ajadas, trémulas...... de la renunciación.......”
Siempre recuerdo esas palabras. Y precisamente no se muy bien que quiso decir, lo cierto es que como todas las cosas bamboleantes que me suceden y que me preceden y que me acontecen en el diario vivir, es algo que siempre dio vueltas en mi cabeza.
No se si esta historia, cuento, relato, no se bien que es, porque no soy para nada “muy leida” en estos temas, creo que por algo lo relaciono.
A MIS PRIMAS: “Que no quieren verme sola”..
MATY: Mi asesora teórica conceptual.
SOLE: Mi asesora en las cosas del alma.
CARO: Mi asesora en el arte de “mirar” y “ callar”.
MARINA: Mi asesora en las cosas prácticas de la vida.
....................Probablemente tenían secretos para compartir en una búsqueda y trasladarse afuera del mundo, navegar por las galaxias, internarse en el fondo de las profundidades del mar o en lo más lejos del planeta. Compartir deseos y emociones, imágenes nuevas, perfiles, sonidos. Todo un halo de misterio. Hacerse las mismas preguntas y encontrar las mismas respuestas. Encontrar el “espejo” para poder reflejarse en él, poder poner en el otro aquello que se anhela, aquello que se desea. Tarea más que harto difícil.
Interpretar al otro no es nada fácil y más aún cuando casi no se conocen, pero sí se tiene la oportunidad de compatibilizar, de consensuar, de compartir. Ello implica un trabajo, un trabajo que si no es fácil a los veinte mucho más difícil es a los cincuenta.
Tomar vuelo sin trucos y encontrar dentro de la realidad subjetiva que nos circunda eso que todos alguna vez imaginamos, cercano, próximo, lejano, infinito. Disfrutar de la vida, del mundo, encontrar un lugar que nos posicione frente a él. Llevarse todo del otro y encontrar el camino justo en que las ovejas puedan escaparse o combatir a los lobos, darse la paz en un mundo de guerras.
La dirección en la simpleza de las cosas es lo que marca la senda a transitar que es la vida misma.
.....................Invierno, de noche, frío, en cualquier bar, en cualquier lugar de la ciudad, ellos, Juan y María, estaban cenando. Se habían visto muy pocas veces.
Hablaban de todo y de nada a la vez. Casi no se conocían. Observaban a su alrededor y reían, reían de la gente que entraba y salía.
Entró una pareja, la mujer bastante mayor, entre unos cincuenta y cinco y sesenta con un precario tapado marrón, de cabellos muy largos marrones también. A modo de atuendo especial llevaba en su cabeza un pañuelo o especie de chalina ataviado como una especie de vincha muy ancha, la que le cubría casi la mitad de la frente la que estaba entretejida con hilos de colores brillantes....... rayano con lo absurdo, lo ridículo, lo cual no tenía que ver ni con el resto de su vestimenta, de la ocasión ni del lugar; el hombre de unos cuarenta o algo tal vez menos, quedaba desapercibido en esa escena.
Ellos, desde una mesa cercana seguían observando, él, en tono irónico le dijo: -......”si te pones una cosa como esa en la cabeza, yo ni te miro, ni te saludo, hago como que no te conozco y sigo de largo.......”, como ella estaba sumida vaya a saber en que pensamientos no la había visto entrar, volteó la cabeza y su contestación fue un estallido de risas y carcajadas.
Él continuó: -¿Viste que gente fea?, - No hay ninguna persona linda!.
Ella, entre ceremoniosa y seria –ya no reía- contestó: - Creo que entre la gente que anda por las calles, hay seres mezclados entre nosotros que no son de este planeta!!!! , No son de este mundo!!!! _¿Vos no viste nunca que caras raras!!!!?, - ¿ Qué gente rara pasa a nuestro costado diariamente y nosotros ni nos damos cuenta?, -¿Por qué no te pones a observar con detenimiento?........
Hubo un pequeño silencio, y, ante la mirada estupefacta de su partenaire, continuó
seria, tratando de sostener una hipótesis insostenible y, allí fue el momento en que levantó la vista y sus miradas se encontraron por primera vez, se miraron muy intensamente durante segundos a los ojos por primera vez. Él quedó como muy serio le vaticinó: - Ahora sí que la completamos!!!, No me expliques más, porque mientras más me expliques, menos te voy a conocer si te encuentro por la calle!!!, estallaron en risas al mismo tiempo, no paraban de reír......
Ella cesó en su risa, se colocó las palmas de la mano a ambos lados de la barbilla apoyando los codos en la mesa, lo miró fijamente directo a los ojos y como susurrando, pero con firmeza le expresó:
-¿Vos querés seguir estando acá?.....
- No, yo no, fue la respuesta. -¿Y vos?...
- Yo no, dijo ella muy suavemente, - Me quiero ir.......
-¿Qué querés hacer?, -¿Adónde querés ir?.......
Medio como suspirando replicó: _A cualquier parte,......... “a donde quieras.....”
Se levantaron en silencio mientras él le colocaba en la espalda la ruana, y así en silencio y tomándola del brazo caminaron hasta la calle.
La decisión estaba tomada. Las velas del entusiasmo de haberse encontrado provocaban al viento que se meneaba como una suave canción en la casi helada noche.
Infinitas preguntas se hicieron en silencio, como así fueron las infinitas respuestas.
Cataratas de monosílabos y de palabras sin sentido........ ¿Sin sentido?....... se entabló entre ellos, así se comunicaron durante los próximos casi veinte minutos que duró el viaje, un viaje que, sin decirse cual era el destino final, los dos lo sabían. En algún lugar debió quedar registrado ese pensamiento, que desde el primer momento de verse, de encontrarse, estaba como escrito, como “dicho sin palabras”, algo como anticipado, que en su interior los dos de alguna manera lo estaban deseando. Pero lo que no sabían específicamente era lo que quería el uno del otro.
Mirarse para adentro, algo que posiblemente los motivó desde el primer momento.... algo cercano, algo que parecía más que lejano.......
El principio del fin, la posibilidad de hacer un sueño tal vez demasiado tarde. Exponerse en la desnudez.
Tal vez se encomendaron a los dioses del Olimpo, que entre sus rituales más asombrosos eran inmortales, y lo que no tenían previsto era que “ellos” no lo eran, pues andaban por la vida como todo ser humano mortal, con sus dudas, sus frustraciones, con sus virtudes, con sus defectos, sus miedos...........
Iban camino al mundo de lo desconocido, ahí donde todo se hace fácil o difícil, allí donde se conoce la gente en el arte de compartir, de celebrar, de composición arquitectónica de sus cuerpos y de sus almas, de lo fácil, de lo difícil, de la inspiración, a lo que la naturaleza los llevaba.............
Iban a empapelar y a desempolvar todos sus secretos para compartir de una manera particular para ejercer la sorpresa, el asombro, interpretar al otro, distinguir lo que perdura y lo que se pierde, permitirse vivir la maravilla de unirse, de maravillarse, el misterio, el refugio, lo singular, lo trágico, lo inmutable, lo pasional, lo etéreo de un refugio del arraigo o del desarraigo.
Tal vez no lo sabrán nunca y tal vez nunca sabrán muy bien que buscaban ni que querían al encontrarse o en encontrarse, como así tampoco si encontraron o no, o si realmente buscaban algo.
El lugar estaba en penumbras, muy calefaccionado; ella comenzó a tiritar de frío, casi al punto de quedar paralizada, porque la situación, se le tornó muy extraña, más que extraña......, muy rara. Siempre, desde que se conocieron todo había sido muy raro entre ellos, la tensión, la vergüenza, el pudor y miles de sentimientos que no alcanzaba a descifrar la invadió.
Como un juego de niños, él le pidió que cerrara sus ojos, y, mientras le manifestaba que “no hiciera trampas”, le hacía bromas......... Jugaban, como a las escondidas.......
Se fundieron en caricias, abrazos, e iban dejando a los sentidos sus cuerpos desnudos. Fue él quién de a poco le quitó delicadamente su ropa, hasta dejarla totalmente desnuda y ahí ella se dio cuenta que estaba en las heladas sábanas de la cama de un hotel. Sí, para ella ésas sábanas eran en ese momento como “el iceberg que hundió al Titanic”, y fue así que de pronto no entendía nada y entendía todo, nada o todo tenía sentido. Ella, María, siempre se sintió como aquel iceberg: invencible, inamovible, poderoso, helado, duro......... pero, en ese momento se quebró en dos, al medio, como aquel Titanic que se fue despedazando lentamente; en una palabra “se desarmó”. Miles, millones de pensamientos juntos, encontrados y desencontrados danzaban por su cabeza.......... fue tan solo un instante que a ella le parecieron años, siglos, milenios......
Volvió a la realidad cuando Juan, suave, tranquilo, sereno comenzó con sus manos a introducir sus dedos en su cabello armoniosamente y a desenredar uno a uno sus rizos rojizos, como aquel artista que moldea su obra, y entre una lluvia de besos y caricias le pidió que abriera los ojos; - Porque hay que mirarse a los ojos, le manifestó, y continuó: - Si la gente no se mira a los ojos, nada sirve....... Hay que mirarse a los ojos, repitió.
El momento aquel se convirtió en un delgado cristal, tan delgado, tan voluble, tan permeable que ella se sintió y lo sintió vulnerable y casi sin aliento, con la voz entrecortada, como un hilo muy delgado en la voz, alcanzó a susurrarle: “.........Yo..... yo, soy medio pava para estas cosas...........”
La penumbra, lo extraño, el silencio reinaba cuando él, Juan, como en una especie de ruego y de orden a la vez dijo: “........A ver, ahora mostrame y demostrame lo pava que sos...........”
A María lentamente y sin darse cuenta se le fue pasando el frío, cuando quiso reaccionar sus cuerpos se habían fundido en el abrazo entrelazándose de tal manera que ya las sábanas no parecían heladas y un torbellino de gemas, caracolas, girasoles daban vueltas a su alrededor; millones de piedritas multicolores, millones de brisas casi imperceptibles y vientos huracanados, millones de miedos hechos nudos se anudaban y se desanudaban cuando tuvo un instante muy pasajero de dudas, millones de dudas, pensaba: “Retroceder es un reflejo, es nuestra manera de protegernos”, pero así como ese instante apareció, desapareció. Cuando quiso darse cuenta, se le había pasado el frío, los duros témpanos de aquel iceberg se habían ido, se habían como evaporado, pues él estaba buceando en las profundidades de ese mar helado que se tornó en un tibio bálsamo.
Quedaron largo tiempo unidos por el abrazo el uno con el otro por un largo rato, en silencio, un silencio sedativo, creativo, de pronto comenzaron a reír, a hablar, pero estaban conectados por un vínculo invisible y él continuaba desenredando sus rulos, como un trabajo de artesano despeinándola, desarmando uno a uno cada uno de ellos, que con la tenue luz se reflejaban en los espejos como si fueran luciérnagas que estaban de ronda nocturna en una apacible noche de verano con la luna en su máximo esplendor.
Él sabía muy bien lo que hacía, ella casi perpleja no lo podía creer. No podía creer que estuviera en esa situación, tan extraña... tan rara.....
Se miraron por largo rato a los ojos, entrelazaron sus manos, se sentían, se tocaban y los dos casi como conectados telepáticamente expresaron que les parecía conocerse de toda la vida, de alguna vida anterior. ¡Cómo rieron!!. Hablaron de los lamas, las reencarnaciones e hicieron las más insólitas disquisiciones.
En un momento él comenzó a recitar una canción de Serrat, que ella no había escuchado antes y como un relámpago cambió la inflexión de su voz, melancólico casi como con tristeza, ella sintió que a él parecía dolerle el alma y ese verano imponente e impetuoso del principio que se había convertido en primavera de luces y mariposas multicolores pareció volverse en otoño, un otoño con sabor a pasado, con sabor a miedos, a culpas, a quimeras........
..........- ¿Y?..... – Se le pasó el frío a la “pava”........?
Antes de que María pudiera contestar, él replicó: “Esto es una solución ecológica, como una estufa, no hay que gastar en leña, no hay que talar árboles, no contamina el ambiente, no se ensucia nada con las cenizas, no te deja olor en la ropa ni en el ambiente......... y, lo más importante es que te hace sentir, gozar, ..... estar vivos!!, Es lo más saludable........... Ya vas a ver............ otro día que vengamos............”
Ese día nunca llegó, y lo más probable es que nunca llegará....
¿Qué pasó?....
Ni ellos lo saben y quizás no lo sepan ni lo descubran nunca. Lo que si se dejaron mutuamente, en ese momento tan efímero, tan fugaz, tan lleno de : parafaseando a Galeano: “fuegos grandes, chicos, de todos colores, serenos, locos, ardientes y bobos”..... fue, además de haberse encontrado en lo más profundo de sus miradas .......que, ¡quién sabe si se podrán mirar a los ojos de esa misma forma otra vez en la vida!, fue el olor, un olor intangible, invisible, inodoro, que va más allá de lo físico, un olor que no sale a la superficie, un olor que los otros no lo perciben, pero que está latente, que estuvo y quedó impregnado en sus poros, en sus miradas, en sus espíritus, que como manantiales salía de sus capilares, en sus sentidos.......... como si ello hubiera atravesado sus pieles y sus espíritus en segundos.
¿Quién sedujo a quién?.
Las cosas de la vida, los encuentros entre personas, las experiencias no son unilaterales, son de a dos y suelen tener sus particularidades: son raras, únicas, irrepetibles, dejan marcas, marcas que harán que crezcan y se fortalezcan para continuar un camino juntos, o marcas que harán que la vida sea una ironía, y en vez de “La vida ser opciones”, se transforma en “Más de lo mismo”.
Ninguno de los dos vislumbró es que “ese olor” tan particular fue lo que en ese momento los unió, a Juan y a María que no llegaron a conocerse nunca.
Sil
“BRILLA CON LUZ PROPIA”
“Cada persona brilla con luz propia,
entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales.
Hay fuegos grandes y fuegos chicos
y fuegos de todos los colores.
Hay gente de fuego sereno
que ni se entera del viento,
Y gente de fuego loco
que llena el aire de chispas
Algunos fuegos,
fuegos bobos no alumbran ni queman;
“pero arden la vida con tantas ganas.......”
Que no se puede mirarlos sin parpadear,
y......quién se acerca, se enciende....”
EDUARDO GALEANO
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domingo, 6 de septiembre de 2009
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